La capacidad de descontaminación de un proceso de reciclaje es uno de los puntos más importantes de las nuevas directrices.
REGULACIONES Y FISCALIDAD Más seguridad alimentariaNuevos requisitos más exigentes para autorizar procesos de reciclaje de PETJorge Rodríguez 24 de septiembre de 2024 |
La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha introducido cambios significativos en los procedimientos que deben seguirse para garantizar la seguridad de los materiales reciclados obtenidos mediante procesos de reciclaje mecánico. Las nuevas directrices abordan varias áreas críticas de los procesos de reciclado de PET y enfatizan la necesidad de una mayor precisión a la hora de acometer la descontaminación de los plásticos.
Nuevas preocupaciones sobre seguridad alimentaria han obligado a actualizar las directrices
La actualización de estos procedimientos reemplaza las pautas anteriores y reflejan los últimos avances científicos y el nuevo marco legislativo de la UE. Los procesos de reciclaje de PET deben ser autorizados de manera individual por la Comisión Europea (CE) tras una evaluación de seguridad que lleva a cabo la EFSA. El marco regulador anterior ya reconocía el reciclaje mecánico del PET como una tecnología adecuada para la fabricación de materiales destinados al contacto alimentario, pero los avances científicos y las nuevas preocupaciones en torno a la seguridad alimentaria han obligado a actualizar las directrices.
La EFSA exige mayor precisión a la hora de evaluar la descontaminación del proceso.
El nuevo enfoque establece que la evaluación de los procesos de reciclaje debe centrarse en su capacidad para descontaminar los plásticos y evitar la migración de contaminantes hacia los alimentos. En particular, la EFSA introduce un concepto clave: la comparación entre la concentración residual de contaminantes en el PET reciclado (Cres) y una concentración modelada (Cmod) que represente un nivel seguro de migración en los alimentos.
La evaluación de la capacidad de descontaminación de un proceso de reciclaje es uno de los puntos más importantes de las nuevas directrices. Esta evaluación se lleva a cabo a través de lo que se conoce como una “prueba de desafío”. En este test, el PET reciclado se contamina intencionadamente con sustancias químicas modelo, conocidas como "contaminantes sustitutos", que actúan como representantes de posibles contaminantes reales. El material contaminado se somete al proceso de reciclaje, y se mide la cantidad de estos contaminantes sustitutos que logran ser eliminados.
Se ha adoptado un umbral de exposición alimentaria que se considera seguro para los consumidores, denominado “nivel de preocupación toxicológica” (TTC, por sus siglas en inglés).
El objetivo de esta prueba es determinar la eficiencia del proceso en la eliminación de los contaminantes y calcular la concentración residual de contaminantes que quedan en el material reciclado (Cres). Esta concentración residual se compara luego con la concentración modelada (Cmod), que es la cantidad máxima de contaminante que puede estar presente en el material reciclado sin representar un riesgo para la salud humana. La concentración modelada se basa en modelos de migración de contaminantes reconocidos científicamente que predicen cuánta de esta sustancia podría pasar de los envases de PET reciclado a los alimentos.
Una de las principales novedades de esta actualización es la adopción de un umbral de exposición alimentaria que se considera seguro para los consumidores. Este umbral, conocido como el “nivel de preocupación toxicológica” (TTC, por sus siglas en inglés), es el nivel de exposición a un contaminante que no supondría un riesgo para la salud humana. En el caso de los reciclados de PET, este nivel se ha fijado en 0,0025 µg/kg de peso corporal por día, lo que representa el nivel más bajo de exposición diaria tolerable para sustancias genotóxicas potenciales.
El material contaminado se somete al proceso de reciclaje y se mide la cantidad de contaminantes que logran ser eliminados
Las nuevas directrices también especifican de manera detallada la información que debe incluirse en las solicitudes de autorización para los procesos de reciclaje de PET. Entre los elementos más importantes se encuentran:
Descripción del proceso de reciclaje: Los solicitantes deben proporcionar una descripción completa del proceso de reciclaje, incluyendo la recolección y el preprocesamiento del PET, el proceso de descontaminación, y cualquier tratamiento posterior que se realice al material reciclado.
Resultados de la prueba de desafío: Es fundamental incluir los resultados de las pruebas de desafío que demuestren la capacidad del proceso para descontaminar los contaminantes sustitutos. Estos resultados deben proporcionar datos sobre la concentración residual de contaminantes en el PET reciclado.
Autoevaluación del proceso: Los solicitantes deben llevar a cabo una autoevaluación del proceso de reciclaje y proporcionar datos que respalden su eficiencia. Esta autoevaluación incluye la revisión de los procedimientos de control de calidad aplicados en cada etapa del proceso.
Especificaciones del material reciclado: La solicitud debe incluir especificaciones técnicas detalladas sobre el material reciclado, como la viscosidad intrínseca del PET y cualquier otra característica relevante que influya en la calidad del material.
Uso previsto: Los solicitantes deben describir el uso previsto del PET reciclado, incluyendo el tipo de materiales o artículos que se fabricarán y los tipos de alimentos con los que estarán en contacto. Las nuevas directrices establecen restricciones específicas, como la prohibición de utilizar PET reciclado en hornos microondas o convencionales.
Debe garantizarse que cualquier contaminante residual en el PET reciclado no migre a los alimentos superando los límites establecidos por la EFSA.
Los cambios más importantes en estas directrices incluyen una mayor precisión en la evaluación de la capacidad de descontaminación y un enfoque más conservador para garantizar la seguridad alimentaria. Mientras que los procedimientos anteriores ya incluían la realización de pruebas para medir la descontaminación, las nuevas directrices establecen un umbral de exposición más bajo y hacen hincapié en la necesidad de garantizar que cualquier contaminante residual en el PET reciclado no supere los límites establecidos por la EFSA.
Las directrices reconocen que, aunque los contaminantes potenciales en el PET reciclado son generalmente bajos, es necesario establecer medidas adicionales para minimizar cualquier riesgo, especialmente cuando se trata de sustancias con posibles efectos genotóxicos. Al exigir que los niveles de exposición se mantengan por debajo del TTC, la EFSA busca reducir al máximo el riesgo de que los contaminantes migren a los alimentos.
Además, el uso de contaminantes sustitutos en las pruebas de desafío permite una evaluación más detallada de los posibles riesgos asociados con el PET reciclado. Esta actualización, disponible en la página web de la EFSA, subraya la importancia de un enfoque basado en la ciencia para evaluar los riesgos potenciales y garantizar que los productos reciclados sean seguros para su uso en contacto con alimentos.