 
McKinsey prevé que en 2030 faltarán alrededor de 30 millones de Tms. de plásticos reciclados para cubrir toda la demanda.
PRÁCTICAS SOSTENIBLES
Jorge Rodríguez
10 de enero de 2024
La demanda de envases de plástico reciclado posconsumo se triplicará para 2030, en parte debido a los objetivos de sostenibilidad de las marcas y a mayores objetivos regulatorios, mientras que se espera que el suministro de dichos materiales sólo se duplique, según un reciente análisis de la consultora McKinsey.
Los reguladores de todo el mundo están exigiendo una variedad de medidas de cumplimiento para frenar el uso de envases, especialmente plásticos. Los consumidores siguen exigiendo que las marcas que compran utilicen envases sostenibles. Al mismo tiempo, la persistente inflación hace que sea imprescindible reducir los costes. 
La demanda de envases de plástico reciclado posconsumo se triplicará para 2030
McKinsey prevé que, si todos las marcas y minoristas cumplen sus promesas de sostenibilidad, la demanda de plásticos reciclados (alrededor de 90 millones de Tms.) probablemente superará con creces la oferta global (alrededor de 60 millones de Tms.) para 2030.
 
Las empresas deberían evaluar y optimizar toda su cartera completa de envases.
Ante este escenario, la consultora propone en su informe cuatro estrategias para que fabricantes y usuarios de envases plásticos puedan reducir costes y capear la situación de escasez de materia prima reciclada que se avecina. “Estas acciones pueden ayudar a reducir su exposición a los precios de las materias primas, eliminar riesgos en su cadena de suministro, ampliar los flujos de ingresos y cumplir con las expectativas de los consumidores, sin traspasar precios más altos al cliente”, dice el informe.
Como primera medida, McKinsey propone evaluar y optimizar toda la cartera completa de envases. “Debe evaluarse todo, desde el uso de materias primas, la huella ambiental, el coste y los formatos como parte de un análisis de referencia amplio. Una vez que se consoliden los datos”,  esto “ayudará a definir su estrategia de embalaje óptima”. 
Los acuerdos con los recicladores serán fundamentales
La segunda estrategia debe centrarse en integrar los principios de la sostenibilidad en el diseño de los envases. McKinsey se refiere aquí a minimizar el uso de materiales no sostenibles y favorecer materiales con la menor huella ambiental posible. Además, la firma destaca la importancia de reducir el exceso de envases mediante enfoques como el “diseño delgado” o mediante cambios en los formatos de los envases y aconseja considerar materiales alternativos “cuando tenga sentido hacerlo”.
McKinsey propone estrategias en las que un minorista pueda trabajar directamente con los proveedores de envases para diseñar envases sostenibles. “Los proveedores de marcas privadas más pequeños podrían entonces adquirir directamente de estos proveedores de envases y obtener ahorros en la adquisición de materiales. 
 
Harán falta asociaciones estratégicas entre fabricantes, usuarios, minoristas y recicladores de envases.
Para obtener materiales escasos, como los plásticos reciclados, es posible que se requiera que los minoristas participen en asociaciones estratégicas”, explica la consultora en su análisis.
La tercera medida para abordar la escasez de materias primas recicladas consiste en la búsqueda de estas asociaciones estratégicas. Los socios potenciales incluyen proveedores de embalaje, gestores de residuos y recicladores mecánicos y químicos. También se plantean asociaciones con fabricantes de bienes de consumo envasados para explorar nuevos modelos de consumo, como soluciones recargables. Para McKinsey, las asociaciones con los recicladores son particularmente críticas por dos razones. En primer lugar, pueden ayudar a garantizar el acceso a materias primas a precios competitivos, que luego podrán ofrecer a sus proveedores.
Las empresas deben invertir en talento y nuevas capacidades
En segundo lugar, en todas las geografías, es probable que los minoristas experimenten un cuello de botella en la etapa de reciclaje de su cadena de valor, debido a la limitada disponibilidad de residuos reciclables de calidad y la limitada capacidad de reciclaje e infraestructura para apoyar el reciclaje.
“Los principales minoristas se han asociado recientemente con empresas de embalaje y productores de materiales avanzados para abordar los residuos plásticos y aumentar la proporción de materiales reciclados que pueden utilizar en sus embalajes”, explica el informe. “Los gestores de residuos y los recicladores mecánicos también están creando soluciones integradas de reciclaje químico, con planes para desarrollar una importante capacidad de envasado en los próximos años. Y varios proveedores y recicladores de envases han establecido asociaciones con minoristas para recolectar los desechos de los consumidores en su red de tiendas”. 
 
Es importante repensar el diseño y formato de muchos envases para ahorrar costes.
Según McKinsey, “estas asociaciones representan un cambio radical en la forma en que los minoristas y los proveedores de marcas hacen negocios. Pero la creación de estas relaciones ayudará a las empresas a obtener acceso a un suministro muy necesario en un mercado que de otro modo estaría al límite”.
La cuarta y última medida que propone la consultora norteamericana tiene que ver con la necesidad de invertir en talento y nuevas capacidades. Fabricantes, usuarios y recicladores de envases deben tener un conocimiento profundo de las complejidades técnicas de las tecnologías de embalaje y reciclaje. Por ello, es fundamental el desarrollo de nuevas capacidades internas dentro de las empresas que aumenten el conocimiento de los empleados en asuntos como la recolección de envases reciclados, estaciones de recarga y reutilización o recipientes para envases usados, comprender el panorama regulatorio de los envases circulares (que se está volviendo más complejo), etc. 
“Los ejecutivos deberían aprovechar la oportunidad ahora, antes de que los costes de embalaje aumenten a un nivel prohibitivo. El reloj está corriendo”, advierte McKinsey.